Glosario Grabado / Término

Aguafuerte

Técnica de calcográfica de Grabado, mediante la acción del agua fuerte (ácido nítrico u otro ácido) sobre planchas de metal.

Su nombre proviene del empleo de ácido nítrico, aqua fortis o aguafuerte. El aguafuerte es una técnica química de grabado para realizar elementos en hueco sobre metal.

La plancha de metal es cubierta primero con una sustancia resistente al ácido llamada base o barniz (tradicionalmente compuesto de cera, betún y resina) a través de la cual se hace el dibujo con un instrumento punzante. La plancha se expone luego a la acción del ácido (Frecuentemente nítrico) que corroe aquellas áreas de la plancha que no han sido protegidas por la base. Una vez obtenido un modelo de líneas hendidas, estas se llenan de tinta y una vez eliminada la tinta sobrante se aplica un papel húmedo sobre la plancha y a través de la presión del tórculo (Prensa de grabado) el dibujo se traslada al papel produciendo un grabado acabado. (Que aparece invertido a modo de espejo) Repitiendo el proceso con la plancha nuevamente entintada obtenemos una cantidad limitada de estampas (grabados) numerados.

Los primeros aguafuertes se remontan a principios del siglo XIV, pero este sistema ya había sido utilizado con anterioridad con otros fines; La decoración de armaduras. Nacido en Italia, este procedimiento se desarrolló en Alemania en el s. XVI, Siendo Durero uno de sus máximos exponentes.

El primer aguafuerte datado fue hecho en 1513 por el artista suizo Urs Graf que grabó en planchas de hierro. A partir de aquí, en la historia del arte, los más grandes artistas como Durero, Rembrandt, Goya, Salvador Dalí, Joan Miró o Picasso han usado este método al igual que muchos artistas actuales.


El aguafuerte es una técnica indirecta de grabado calcográfico. La plancha se recubre con un barniz protector sobre el que dibuja el grabador con una punta metálica, asegurándose de que dicha punta, toca la superficie del metal sin hacer surco alguno en ella. La punta, en consecuencia, puede ser roma o, en cualquier caso menos afilada que la utilizada en la punta seca.

La ventaja de no arañar la plancha es que pueden corregirse fácilmente los errores cubriendo de nuevo las líneas o zonas no deseadas mediante un pincel mojado en barniz. Por el contrario, si el grabador araña el metal, aunque vuelva a tapar la línea con barniz, el pequeño surco abierto por la punta se llenará de tinta durante la estampación y quedará visible el defecto.

Una vez realizado el dibujo sobre el barniz, se sumerge la lámina en una cubeta de ácido mordiente rebajado con agua aguafuerte que tiene la capacidad de atacar el metal y disolverlo en aquellas zonas en que se ha hecho desaparecer el barniz. La profundidad de las tallas depende del tiempo de exposición al ácido y de la concentración de éste.

Existen dos procedimientos para crear surcos de diferente profundidad: el primero de ellos consiste en realizar el dibujo completo e ir creando reservas, es decir, tapando progresivamente con barniz las zonas o líneas que han sido suficientemente expuestas a la acción del ácido; el segundo consiste en realizar primero las líneas y zonas que se desea que salgan más oscuras en la estampa, sumergiendo la lámina en el aguafuerte por intervalos a medida que se abren nuevas líneas hasta llegar a las más superficiales.

Las líneas del aguafuerte carecen de la precisión de las de buril y punta seca, sus perfiles no son tan regulares por que la mordida del ácido no corta el metal sino que lo desgasta irregularmente. Son líneas nerviosas, entrecortadas y de grosor variable.

La dificultad de esta técnica estriba en el cálculo de la capacidad de corrosión del ácido, teniendo en cuenta que la mordida será más activa cuanto más concentrado esté el aguafuerte, mayor sea su temperatura y menos veces haya sido utilizado. Dependiendo de su poder de corrosión y de la profundidad que se quiera dar a las líneas, el grabador debe calcular el tiempo de exposición del tiempo de la lámina al ácido. Esta operación es sumamente delicada, pues un cálculo incorrecto de tiempos puede provocar un desgaste excesivo del metal y la destrucción de la matriz. Por otra parte, si el barniz protector no ha sido eliminado correctamente del dibujo, el metal no será atacado por el ácido y quedará sin grabar. Una vez abiertas la totalidad de las tallas se limpia el barniz sobrante con un trapo mojado en alcohol quedando la lámina en condiciones de ser estampada.

Conocida desde el siglo XV, en un primer momento la técnica del aguafuerte se empleó como complemento del buril en los grabados en talla dulce. Los contornos de las figuras y los fondos se grababan en aguafuerte, y sobre las líneas abiertas por el ácido el grabador introducía las colecciones de buriladas. Durante mucho tiempo el buril fue considerado como la única técnica noble de grabar y el aguafuerte se supeditó siempre a ella como un procedimiento auxiliar. En los Países Bajos del norte la situación era distinta, alcanzando la técnica del aguafuerte un importante desarrollo durante el siglo XVII bajo la estela de Rembrandt. Con la incorporación definitiva de los pintores del resto de Europa a las técnicas de grabado calcográfico, a finales del siglo XVIII, acaba el largo dominio del buril. A lo largo de la centuria siguiente el aguafuerte se convierte en la técnica dominante del grabado en metal, así hasta llegar a nuestro siglo en el que cada vez son más escasas las estampas realizadas a buril mientras que los grabadores calcográficos practican profusamente los procedimientos derivados del aguafuerte.

Enlace permanente: Aguafuerte - Fecha de actualización: 2023-02-03 - Fecha de creación: 2012-04-09


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