Gran dominio o señorío

Recibían este nombre las grandes posesiones agrícolas de la Edad Media. La tierra estaba dividida en tres facciones distintas, muy variables en superficie según las posesiones.

La primera, propiedad exclusiva del “dominus”, comprendía bosques y prados que podían ser aprovechados por todos.

La segunda parte estaba compuesta por tierras cercanas a la mansión del señor (reserva) y era cultivada directamente por el señor, a través de mano de obra servil.

La tercera estaba dividida en “mansos” (lotes de superficie variable, pero suficiente para poder hacer vivir a una familia

La residencia del “dominus” (señor) y su séquito recibía el nombre “curtis” o "manor", en donde se encontraban además los talleres (fraguas, molinos, cuadras, establos, etc.)

A la formación de las grandes propiedades territoriales contribuyeron sobretodo, las donaciones de tierras del patrimonio regio otorgadas por los reyes a un magnate (noble), iglesia o monasterio y a las donaciones que grandes y pequeños propietarios, hacían a la iglesia o monasterio por la salvación del alma del donante.

Los señoríos predominaron en toda España desde el S. XI y podían ser de tres tipos: reales (realengos), eclesiásticos (abadengos) o nobiliarios (solariegos).