Glosario Tradición religiosa / Término

Religión

Para que una doctrina tradicional se manifieste según una expresión religiosa, debe poseer necesariamente tres elementos: un dogma, una moral y un culto. El primero es el elemento intelectual, común a la forma religiosa y metafísica de las tradición, el segundo es el costado social, y el tercero tiene facetas de los dos primeros. Especialmente en su aspecto mora, la religión, a diferencia de la metafísica, trasunta características sentimentales que a veces oscurecen la luz pura del Absoluto. El sentimiento participa del mundo de los sentidos, el cual es superado por la metafísica. Esta última se desenvuelve en el campo meta empírico del concepto puro. En el campo religioso se habla de creencia y no certidumbre. La certeza es una consecuencia de la pura intelectualidad. Ella es esencialmente metafísica. La creencia, en cambio, es una manifestación de la fe religiosa. En el Occidente moderno se ha hiper-desarrollado la cobertura sentimental de la tradición, debido al materialismo en boga. Los aspectos exteriores han impuesto hasta hacer de la religión una verdadera superstición en sentido estricto. En efecto, como surge de la palabra, una superstición es algo que sobrevive, como únicamente sobrevive, como únicamente sobrevive en la actualidad la letra y el ritual religioso. De éste, la inmensa mayoría desconoce su profundo significado espiritual.

En el mundo moderno, y debido al olvido del conocimiento profundo, el cristianismo ofrece el aspecto exotérico (externo) de la tradición originaria, siendo por lo tanto una religión en el verdadero sentido de la palabra. Ello no ocurrió en sus comienzos cuando tuvo, al realizar su dimensión metafísica, un carácter esotérico y por lo tanto iniciático. En ese tiempo no se transmitía a todos indistintamente el misterio real de la doctrina cristiana. Recordemos lo que dice el Evangelio: «A vosotros se os concede el conocer los secretos del Reino de Dios; pero a los otros sólo en parábolas, par que viendo, no vean, y oyendo, no entiendan» (Luc. VIII, 9-10). A partir de la conversión de Constantino y del Concilio de Nicea, la verdadera doctrina primitiva se fue encerrando en organizaciones cada vez menos abiertas, para dar paso a una religión dirigida al aspecto externo y social de la tradición. Las formulaciones dogmáticas significaron sancionar una adaptación a las circunstancias históricas hasta haberse llegado en la actualidad, a olvidar totalmente el significado espiritual de la doctrina originaria.

«Los principios transcendentes que son percibidos directamente merced a la intuición intelectual pueden captarse y recibirse no directamente, sino eclipsados o modificados, a través de sentimientos e intereses síquicos. Tal es el caso de las realidades metafísicas cambiadas en creencias religiosas. Ahora no se trata del momento de la intuición intelectual, sino de la fe, y tampoco nos encontramos en el campo de la metafísica, sino en el de la religión. Este conocimiento indirecto o prejuicioso de los hechos metafísicos les arrebata su profundidad connatural y por eso se trata de un fenómeno exotérico o de una comprensión, no de la médula, sino de la cáscara de esencias más hondas (...) Las civilizaciones metafísicas y las religiosas son, fuera de toda duda, tradicionales, pero en diferentes grado, porque los principios se conservan con diferente limpidez. Razonablemente, la prenda de subsistencia tradicional de las comunidades religiosas o exotéricas radica en el hecho de que en su cauce sobrevivan grupos esotéricos que las preservan de su intrínseca inclinación hacia la exterioridad» (F. García Bazán, René Guénon y el Ocaso de la Metafísica)

«Puesto que el mundo occidental de nuestros días la religión es lo que más se aproxima a la metafísica, será necesario, al descubrir las doctrinas metafísicas, transponerlas a sus equivalentes religiosos. Esto es de la mayor importancia debido al supuesto conflicto entre una metafísica como la del Vedanta y una religión como el catolicismo, conflicto que en verdad es tan absurdo e imposible como el que pudiera pensarse entre la música y la danza. En realidad, es muy común que el occidental medio piense que todas las doctrinas acerca de la Realidad última y del fin verdadero de la vida humana son religiosas en el mismo sentido que las propias. Pero este supuesto es falso, y es causa de mucha controversia y animosidad innecesarias. Digamos aquí, pues, que por necesario que sea el punto de vista metafísico en el mundo occidental, no existe el menor conflicto entre él y la ortodoxia católica más tradicional y completa. Si existe alguna objeción a esta ortodoxia, tiene que presentarse sobre fundamentos religiosos y no metafísicos. Por consiguiente no hay absolutamente nada dentro de la metafísica que impida que uno acepte sin reservas o correcciones las doctrinas cristianas tradicionales. La razón de que no haya conflicto es que, como ya se indicó, el conocimiento religioso es mediato, objetivo y analógico, y no pretende ser nada más. Por el contrario, el conocimiento metafísico es inmediato, y tiene lugar en la esfera del intelecto (o del Yo), mientras que la religión es el conocimiento de lo infinito en los términos de la razón, el sentimiento y la sensibilidad. En la religión, la Realidad última, que carece de forma y de representación, es trasladada a imágenes finitas, algo así como cuando se marcan con limaduras de hierro las líneas de fuerza magnética con el propósito de realizar una observación experimental» (Alan W. Watts, La Suprema Identidad)

Ver el documento «Tradición y Religión» de René Guénon.

Enlace permanente: Religión - Fecha de creación: 2014-12-25


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