Estímulos morales al trabajador

(Del latín stimulus: aguijón). Dado que la actividad productiva, el trabajo, es el medio principal de vida, de satisfacer las diferentes necesidades del hombre, en la sociedad se elabora un sistema de estímulos al trabajo en el cual los incentivos materiales desempeñan el papel determinante; además, existen también los estímulos morales (espirituales), es decir, toda clase de motivos ideológicos, éticos, estéticos, etc., que hacen considerar el trabajo no simplemente como un medio de vida, sino como algo que causa gozo, que produce satisfacción por la importancia social de los resultados, etc. Sólo unidos, en estrecha interrelación, los estímulos morales y materiales constituyen, por una parte, una fuente de continua elevación de la actividad laboral, del crecimiento de la productividad del trabajo y de la riqueza social y, por otra, una fuente para el mejoramiento del bienestar popular, del desarrollo de las personas y de la formación de su noble fisonomía moral y espiritual. Según Gabriel García Márquez, el Comandante Fidel Castro tiene la convicción casi mística de que el logro mayor del ser humano es la buena formación de su conciencia, y que los estímulos morales, más que los materiales, son capaces de cambiar el mundo y empujar la historia. Véase conciencia.