Ética

La palabra ética —viene de ethos, que en griego significa costumbre o hábito— surge en el siglo IV a. n. e. con Aristóteles (finales del siglo V), esta se separa de la filosofía en general. Es la ciencia que se encarga del estudio de la moral (viene del latín mos, moris, que tiene el mismo significado de ethos), es la reflexión sistemática sobre normas, principios o valores que guían o deberían guiar la conducta humana, y como tal se distingue de la moralidad, que es práctica, conducta o comportamiento. Es el estudio racional y sistemático del conjunto de valores morales constructores del sujeto moral, que obligan a un deber actuar con responsabilidad, siendo dichos valores constructores de conductas justas y armoniosas de convivencia social y de equilibrio ecosistémico. Es un saber que nos orienta para actuar racionalmente en el conjunto de nuestra vida, consiguiendo sacar de ella lo más posible, para lo cual necesitamos saber ordenar inteligentemente las metas que perseguimos y arbitrar los medios oportunos para alcanzar dichos fines. La ética se refiere a lo ideal, a lo mejor, a lo que puede ser, aunque sólo sea a partir de pequeñas parcelas de la vida individual, social, política, educativa, asistencial. Es necesariamente una construcción social en constante movimiento, por tanto el análisis ético no puede ser estático. La fe en la libertad y la esperanza de que las cosas pueden ser de otra manera son, al fin y al cabo, el punto de partida de toda ética. La ética es reflexión crítica, saber racional. Estudiamos ética, no para saber más sino para ser mejores. Recordemos que las personas no sólo aprenden técnicamente sino también moralmente.