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Humanismo ético

Se le llama así, a lo que constituye la verdadera grandeza del hombre, o sea, a la razón ética, mucho más que a la razón especulativa o a la operante. La dimensión ética de la existencia es el poder que el hombre posee para decir no a su voluntad de poder y de placer.


La ética es el conjunto de normas que hacen posible la convivencia entre humanos. Erick Fromm refiere que hay dos tipos, la autoritaria, que es impuesta al individuo por el Estado, la religión o la sociedad. La segunda, la humanista, que nace de la reflexión del sujeto sobre lo que es mejor para él y para los demás.


Principios fundamentales del humanismo ético

La dignidad, la autonomía y la libertad del individuo son los principios centrales del humanismo ético. La libertad comprende, entre otras, la libertad de pensamiento y de conciencia, la libertad de asociación y de expresión, y la libertad de investigación, todas ellas ejercitadas siempre con responsabilidad y respeto a los derechos de los otros.

Todas las personas son dignas de igual consideración. Todos y cada uno de los individuos deben ser tratados humanamente, con independencia del territorio donde habiten y del que procedan. Esto es especialmente relevante en las actuales sociedades democráticas, en las que puede coexistir una multiplicidad de sistemas alternativos de valores.

Se debe respetar una ética de principios. Esto significa que el fin no justifica los medios; por el contrario, que nuestros fines están modelados por nuestros medios, y que hay límites acerca de lo que nos está permitido hacer.

Valores y virtudes destacados

La diversidad de nuestro mundo y de nuestras sociedades constituye un valor per se que debe ser preservado: todos los individuos tienen derecho a seguir su propio estilo de vida, siempre que ello no perjudique a otros; asimismo, todas las culturas deben ser respetadas, preservadas y fomentadas.

Virtudes clásicas como la templanza, la valentía, la generosidad o la prudencia que se complementan con otros valores como la creatividad, el gusto estético, la tolerancia y la necesidad de una educación que sirva para desarrollar al máximo el talento de cada cual, caracterizan una ética de la excelencia que el humanismo ético defiende.

El humanismo intenta sacar a flote lo mejor de la persona, de manera que todos puedan obtener lo mejor que la vida les ofrezca. Defendemos, por tanto, la necesidad de proporcionar formación ética a los niños y a los jóvenes, al objeto de desarrollar el carácter y fomentar la capacidad de razonamiento moral.

Las virtudes de la empatía (o buena disposición) y la corrección (o trato cuidadoso) son esenciales para la conducta ética. Esto implica un interés altruista hacia las necesidades e intereses de los demás.

Instrumentos

La razón es el instrumento de que el ser humano dispone para fundamentar sus juicios éticos. El punto decisivo es que el conocimiento es esencial para tomar decisiones éticas; los principios y valores humanos pueden fundamentarse mejor a la luz de la investigación reflexiva.

Por otra parte, en un proceso de deliberación es necesario el compromiso, si estamos por la tarea de solucionar los dilemas morales. Cuando existan diferencias, es preciso negociarlas, siempre que se pueda, mediante un diálogo racional.

Hay que tener la disposición y estar preparados para adecuar los principios y los valores éticos a las realidades que vayan produciéndose y a las expectativas futuras, sin renunciar a la esencia de las mismas. Necesitamos ciertamente apropiarnos de la mejor sabiduría moral del pasado, pero también desarrollar nuevas soluciones para los dilemas morales, sean viejos o nuevos.


Visión filosófica del Humanismo Ético

Esta base filosófica de envergadura para Kant, la defensa del hombre se expresa como doctrina de la sabiduría sobre el bien supremo. Esta es una sabiduría práctica, el hombre como “fin” y objetivo del mismo hombre.

Nietzsche pensaba que el valor de la vida no puede ser trasladada, llevando con esto a un conflicto de valores, que se expresan desdá la óptica de la vida, no obstante esta óptica no es única porque existen diversas formas de vida que establecen diferentes valores. El medio en que se desarrolla es la opción vital, para esta perspectiva.

El humanismo visto desde Kant, es una doctrina práctica de la voluntad racional, doctrina por la cual el hombre se propone así mismo como un fin Este peculiar método permite dar con una determinación a saber: “Lo humanamente bueno se dada a través de lo moralmente bueno, la auténtica humanidad radica en la moralidad, solo la buena voluntad es buena en sí misma, y esta tiene un valor “absoluto”.

Con este planteamiento el propósito principal de la existencia humana es: “el producir una voluntad buena” por medio del destino verdadero de la razón, y esta es la condición verdadera para producir cualquier acto bueno.

Por lo cual la razón del humanismo siempre será una razón moral, así que el humanismo racional es radicalmente moral.

Esto nos lleva a plantear que hay una gran diferencia entre los seres racionales y los que no lo son, siendo los primeros los únicos que poseen “dignidad” y no un precio o valor de adquisición. Por ello todo ser raciona cuenta con voluntad auto legisladora en concordancia con la ley moral racional.

La voluntad racional que es auto legisladora es la auténtica voluntad libre, y esta a su vez como autonomía es el fundamento de la dignidad de la naturaleza humana y de toda naturaleza racional que constituye el rumbo de la moral de la buena voluntad, por lo cual se puede decir que el principio del humanismo para Kant es la libertad.

Enlace permanente: Humanismo ético - Fecha de actualización: 2018-10-22 - Fecha de creación: 2017-05-24


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