Existen diferentes tipos de corredores de acuerdo a su origen y función (sensu Barret & Bohlen). Ellos son, a saber:
Corredores de disturbio: aquellos que perturban el paisaje natural homogéneo, como los necesarios para las redes de transmisión eléctrica, caminos de mantenimiento, líneas para la prevención de incendios forestales o los senderos dejados por los tornados.
Corredores plantados: aquellos sembrados por el hombre por razones estéticas, económicas o ecológicas, como las franjas herbáceas entre lotes agrícolas, cultivo en franjas interpuestas, ciertas cortinas rompevientos, arboledas decorativas a lo largo de avenidas, hileras arboladas entre lotes pequeños y arbustos de separación en autopistas.
Corredores de regeneración: aquellos que vuelven a crecer de la vegetación anterior que ha sido talada, como muchas de las cercas vivas o las franjas de vegetación secundaria que se regeneran entre campos agrícolas, a lo largo de cercas y selos, y a la vera del camino.
Corredores de recursos ambientales: aquellos que se encuentran naturalmente distribuidos en franjas angostas a lo largo del paisaje, como sucede en los bosques de galería a lo largo de un río, las ciénegas de invierno a lo largo de los caminos de llanura, las copas comestibles de los árboles emergentes del dosel del bosque tropical o las comunidades asociadas a los ríos estacionales o “esteros fantasmas” (Véase Uadi).
Corredores remanentes: aquellos que han permanecido sin ser cortados en los paisajes agrícolas de donde se ha removido la mayoría de las plantas, como los que se encuentran a lo largo de las quebradas empinadas y ríos, los linderos de las propiedades o las franjas de desmonte en explotaciones forestales.
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