Suele medirse por la capacidad de contribuir al trabajo, la protección del grupo o grupos al que pertenecen y la utilidad social. Esta estimación varía según las sociedades, las leyes, valoraciones, prejuicios y estereotipos, Algunos autores prefieren hablar de “edad funcional” con base en criterios de salud frente a edad cronológica de referencia socio-demográfica.