Glosario Ética / Término
Aquella moral que, sin importar cuáles sean las creencias de las personas y sus ideologías, nos invita a colaborar en el perfeccionamiento de los grupos sociales a que pertenecemos: un vecindario, un colectivo laboral, una ciudad, una nación. Para ello es necesario el consenso entre los miembros de la sociedad.
La moral o moralidad (del latín mores, ‘costumbre’) son las reglas o normas por las que se rige la conducta o el comportamiento de un ser humano en relación a la sociedad.
Civil es lo relativo a las relaciones de los ciudadanos entre si y sus derechos básicos como: defensa,libertad,registro,sociedad y desobediencia.
La moral civil es el reglamento de una sociedad a través de las acciones de el ciudadano, aceptando sus derechos y sancionando sus faltas.
Existe un estrecho vínculo entre el hombre y el Estado, ya que éste es una agrupación de familias que comparten la misma cultura: idioma, creencias, raza; además de habitar un mismo territorio, teniendo un gobierno en común.
Todo miembro de una comunidad tiene derechos y deberes que debe hacer valer por un lado, y cumplir por el otro. Cada miembro debe unirse a la labor principal de los gobernantes: cooperar para conseguir el bien común por encima del bien propio.
La llamada “moral civil” tiene tres características principales: es una “ética de mínimos”, es plenamente racional, y se establece por consenso. Sin embargo, la ética no se mide por el número de preceptos, y los sistemas éticos no pueden ser clasificados por un criterio de cantidad. Más aun, es un punto de partida falso considerarla como un pensamiento racional uniforme frente a una pluralidad de creencias religiosas. Y si el consenso es sólo el resultado de una votación, puede fácilmente convertirse en una dictadura de la mayoría. Por tanto, la ética civil tendría que buscarse en el sentido amplio de la justicia en vez de establecer un sistema nuevo.
Toda una serie de factores concurrentes en la sociedad occidental –pluralismo religioso debido sobre todo a la inmigración, pérdida generalizada de valores morales, auge de un individualismo escéptico, búsqueda por parte del socialismo de ideario propio tras la caída del muro de Berlín, etc.- han vuelto a hacer resurgir en la sociedad la cuestión de la llamada “moral civil”. En España, esta cuestión es el trasfondo del actual debate en torno a la asignatura escolar de Educación para la Ciudadanía. Ésta no debe ser entendida como la que se denominaba “educación cívica”, sino que responde al deseo de establecer una auténtica “moral del ciudadano”, que puede definirse como “la moral que los ciudadanos de una sociedad pluralista han de encarnar para que en ella sea posible la convivencia pacífica, dentro del respeto y la tolerancia por las diversas concepciones del mundo”[i]. Su fin, por tanto, es claro y razonable: establecer un marco común de normas morales fundamentales compartidas que permitan la convivencia pacífica de personas de muy distintas creencias y/o ideologías. Además, puede pensarse que la idea está ratificada tanto por los Estados al suscribir la Declaración Universal de las Derechos Humanos (1948) como por las principales religiones en su Declaración en pro de una Ética Mundial (1993).
Los rasgos de esta moral civil no son difíciles de entender. Se exponen a continuación tres de ellos, que podrían considerarse esenciales.
1) Se trataría, en primer lugar, de una “ética de mínimos”: un mínimo común denominador compartido que cubre las necesidades de la vida social. El desarrollo personal, la felicidad, la santidad o cualquier otro fin que se presente como ideal ético corresponderían a morales de máximos, que añaden sus propios preceptos al patrimonio ético común, con respecto a los cuales se debe respetar el pluralismo y la opción personal.
2) En segundo lugar, se diseña como una moral puramente racional, ajena por tanto a todo credo religioso. Precisamente por ser la variedad de convicciones el obstáculo a salvar para poder asentar pacíficamente la sociedad en valores comunes, esas convicciones –y las entidades que las representan- tendrían que quedar al margen en el establecimiento de esta moral. Quedaría así una moral consistente básicamente en el respeto de los derechos fundamentales derivados de la dignidad humana, asequibles a la razón humana universal.
3) Y, en tercer lugar, se trataría de una moral establecida por consenso. Lo que se traduce, en las sociedades democráticas, en una moral que, intentando conseguir la más amplia aceptación por parte de la ciudadanía, sea ratificada por los órganos representativos populares con la más holgada mayoría que se pueda conseguir. El Estado se haría garante de su cumplimiento, sin perjuicio de las competencias que puedan tener al respecto las instituciones internacionales.
Constituye, qué duda cabe, un planteamiento atrayente. Sin embargo, un análisis más detenido pone de manifiesto la inadecuación de esta manera de entender la “moral civil”. Dejando a un lado las posibles manipulaciones o usos impropios que puedan hacerse con motivo de este concepto, aquí nos ceñimos a cada uno de los tres rasgos enunciados, para mostrar así que es la propia noción manejada la que resulta inviable.
(bioeticaweb.com)
La moral civil es la ética que debe tener todo ciudadano, es decir el comportamiento cívico que debes mostrar a todos sin maltratar con palabras, actuaciones, etc.; también es valido para los politicos y funcionarios públicos que ocupan puestos en el gobierno.
Enlace permanente: Moral civil - Fecha de actualización: 2018-12-02 - Fecha de creación: 2017-05-29