Arroyada
Acción que realiza el agua que corre sin estar canalizada de forma estable y permanente, que es temporal y se da, no sólo en pendientes de cierta inclinación, sino, incluso en áreas interfluviales muy poco inclinadas. Está a medio camino entre la meteorización y procesos iniciales de desplazamiento por las vertientes y la erosión propiamente dicha, que implica transporte y sedimentación. Su actividad se lleva a cabo en los interfluvios, en contraste con la propia de la dinámica fluvial. La arroyada se produce cuando el agua, bien procedente de la lluvia, o resultante de la fusión de nieve o hielo, circula libremente por la superficie de la vertiente y dependiendo de las condiciones, volumen de agua, inclinación, fuerza del agua, etc. adquiere varias formas. La arroyada se produce en todas las regiones, aunque varía en modalidad e intensidad. En las zonas áridas y secas hay notables ejemplos de su actuación, aunque se reduce a espacios muy concretos si la escasez de precipitaciones es muy acusada. En regiones templadas, salvo localizaciones de montaña, no es muy destacable, dada la moderación de las lluvias y la cubierta vegetal. En las zonas frías y en la tropical húmeda tampoco resulta muy importante, por razones distintas, mientras que en el primer caso el suelo está mucho tiempo helado, en el segundo se encuentra permanentemente saturado, de modo que sólo es posible una arroyada difusa, en la mayoría de los casos.