[Gastronomía chilena] Tome un pollo tierno, ojalá uno no muy correteado por entremedio de la huerta. Lávelo, embadúrnelo de sal con ajo y envuélvalo en un plástico. Luego, haga una pasta de tierra con agua y cubra al pollo. Lleve la preparación al horno de barro y espere con paciencia finita, porque el pollo se cocinará en un “santiamén”, en su propio jugo.