Acuñar
Imprimir y sellar una pieza de metal por medio de un cuño o troquel, para convertirla en moneda. A lo largo de la historia se han aplicado diferentes técnicas para realizar esta operación. Las primeras monedas se realizaron mediante la introducción de metal fundido en un molde. Aparecen luego las primeras piezas acuñadas a martillo, este método, que habrá de aplicarse desde época griega hasta el siglo XVI, consiste en disponer una pieza de metal calentada entre dos troqueles, uno situado en la parte inferior y otro en la superior, este último es golpeado a martillo y se imprime la moneda. Hacia el siglo XVI se introduce la acuñación a molino. Se trata de dos cilindros dispuestos uno encima del otro que llevan grabados en hueco los tipos de anverso y reverso de las monedas, y entre las cuales se introduce una lámina de metal. Al accionarse los cilindros mediante una manivela, quedan grabadas en la plancha las improntas de la moneda y no queda más que recortarlas. En este mismo siglo aparece también otro método, que es la acuñación por balancín. Se trata del mismo sistema mecanizado de la acuñación a martillo. Hacia 1850 aparece el torno mecánico, del cual arrancan las complicadas máquinas modernas para la acuñación de monedas.