Corsarios
Se consideraban como tales los barcos y tripulación autorizados por un Estado (lo cual permitía distinguir el "corso" de la mera piratería) para participar en las operaciones de la guerra marítima y efectuar operaciones por su cuenta, capturando, en beneficio de sus propios armadores, los barcos enemigos o neutrales sujetos a captura. Floreciente durante mucho tiempo y utilizada por todos los Estados por la ayuda que de ella recibían en la conducción de la guerra marítima, el corso degeneraba a menudo en actos ilícitos cometidos por tripulaciones sin disciplina alguna. El corso fue prohibido a mediados del siglo XIX