Viriato (siglo II a.C.)
Viriato
Caudillo hispano frente a la dominación romana. Pasó su juventud como pastor, familiarizandose con el terreno. Su estrategia fue la guerra de guerrillas, tan popular con los guerreros hispánicos, pero usada por Viriato no ya para la defensa, sino también para el ataque. Viriato asumió el mando de su gente a raiz de la matanza ordenada por el pretor romano Servio Supicio Galba, que determinó un sublevación general. Viriato les hizo desconfiar de las ofertas del pretor Vitilio, que les había cercado y les ofrecía una capitulación honrosa. Viriato escapó con los suyos, perseguido por los romanos, a los que tendió una emboscada en la que pereció Vitilio. Tras esta victoria Viriato pasó a la España Citerior y allí derrotó varias veces al cuestor Cayo Plaucio, y apoderándose de Segóbriga. Ante la gravedad de la situación, el Senado adoptó medidas extraordinarias, enviando un cónsul con un fuerte ejército. Quinto Fabio Máximo como cónsul y Cayo Lelio como pretor atacaron a Viriato, obligándole a abandonar la Bética. Viriato derrotó al pretor Quincio. Otro nuevo cónsul, Fabio Máximo Serviliano le obligó a retirarse, pero Viriato le derrotó más tarde. En este punto Viriato firma un tratato con Roma que le reconoce como 'rex' y 'amigo del pueblo romano'. Sin embargo, los dos nuevos gobernadores, Popilio Lenas y Quinto Servilio Cepión violaron el tratado y atacaron de nuevo a Viriato. Tras tantos años de lucha, sus fuerza se hallaban debilitadas, y Viriato se vió obligado a pedir la paz. Envió a tres negociadores, Audas, Dikalton y Minuros, los cuales, sobornados por el cónsul Cepión, asesinaron a Viriato mientras dormía.