Pigmalión
Enamorado de una estatua de Afrodita que el mismo había fabricado con mucho cariño solicítale a la diosa que le diera por esposa a una mujer que se asemejara lo más posible a su estatua. Afrodita accedió de una manera singular al ruego de este artista enamorado: insufló vida a la figura que él mismo había modelado. Pigmalión la llamó a partir de entonces Galatea (distinta de la ninfa del mismo nombre, amada por Polifemo.) La literatura y el arte posteriores se hicieron eco repetidas veces de esta hermosa leyenda.