Proviene de los términos ingleses ‘glass’ (gafas) y ‘asshole’ (estúpido) y se emplea para definir a la persona a la que le gusta presumir de haber probado o adquirido unas Google Glass y que se ha hecho una foto con ellas que ha expuesto hasta la saciedad en las redes sociales. Es una práctica que comenzó siendo puntera, pero que ahora está casi maldita.