Acto fallido

“Acto en el cual no se obtiene el resultado explícitamente perseguido, sino que se encuentra reemplazado por otro. Se habla de actos fallidos no para designar el conjunto de los errores de la palabra, de la memoria y de la acción, sino aludiendo a aquellas conductas que el individuo habitualmente es capaz de realizar con éxito, y cuyo fracaso tiende a atribuir a la falta de atención o al azar. Freud demostró que los actos fallidos son, como los síntomas, formaciones de compromiso entre la intención consciente del sujeto y lo reprimido” (Laplanche, Pontalis, 2004, p.9). Se denomina acto fallido a aquellas manifestaciones que son representadas a través de palabras, actos, y gestos, los cuales no tienen intencionalidad consciente. Por lo tanto, genera en el individuo cierta incertidumbre, la cual solo se puede revelar a través del trabajo psicoanalítico.

“Son provocados por una falta parcial del Yo en la integración en un todo armonioso de las diversas fuerzas psíquicas activas en un momento dado; fuerzas psíquicas inconscientes que en mayor o menor grado resisten la integración, logran influenciar directa e independientemente sobre el pensamiento o la conducta. Fuerzas que pueden nacer del Ello o del Súper Yo o del Yo o de todos. Los lapsus son el resultado de una actividad inconsciente, intencional y con un propósito” (Flachier, 1990, p. 57). Podemos señalar que los actos fallidos son acciones inconscientes, que ponen en manifiesto deseos o pensamientos reprimidos. Los cuales infieren en la conducta y la consciencia del individuo. Estos resultan de una operación inconsciente, pero a la vez premeditada y que contiene una intención.

El sujeto tiene una intención guardada e inconsciente con la elaboración de dichos "actos fallidos". Inmediato con los "lapsus linguae" o desorden y confusión con las palabras, Freud los trabajó porque revelaban cómo las personas "normales", es decir, (que no presentaban histeria o algún tipo de enfermedad mental), también podemos estar dominadas por estos procesos inconscientes no controlados por nuestra voluntad ni tampoco por nuestra consciencia.