Es la instancia central y mediadora dentro del aparato psíquico. Es en parte consciente, abierto a la realidad del mundo externo, ante la cual representa a todo el sujeto, y en parte preconsciente e inconsciente, y relacionado con el Ello y el Superyó. En su génesis, procede del Ello, y se desarrolla por contacto con la realidad. Es práctico y actúa conforme al principio de la realidad. En la dialéctica personal, el sujeto recibe las pulsiones del Ello y procura satisfacerlas sin que la personalidad se perturbe, teniendo presentes también las presiones del Superyó, tratando de conjugar todo con el sentido realista de su Yo.
Son conceptos estructurales, “lugares” (topografía) del aparato psíquico que no tienen una “localización” real en el cerebro. La psique o aparato psíquico comienza siendo un ello desorganizado (“todo lo que está presente en el nacimiento”) a partir del cual se desarrollo el yo estructurado. La niñez va atravesando las diversas etapas libidinales (oral, anal, fálica, edípica), en las que cambian las fuentes del ello y las formas de placer sexual. De modo paralelo, el yo desarrolla funciones que permiten al individuo dominar los impulsos, obrar con independencia de sus padres y controlar el medio que lo rodea. Una parte del yo desarrolla las actividades autocríticas del superyó, que dependen de la introyección de las figuras parentales. La severidad del superyó proviene en parte de la intensidad de los propios sentimientos inconscientes del sujeto durante su temprana infancia. La energía del superyó puede derivar asimismo del ello: la tendencia del superyó a atacar al propio sujeto brinda una salida a los impulsos agresivos de éste. El superyó contiene tanto el pasado infantil como las funciones superiores autoreflexivas del yo.
Véase Ego.