Maduración y Aprendizaje
Tradicionalmente se ha tendido a contraponer los efectos de la maduración, (entendida como la evolución espontánea, predeterminada genéticamente, de los aspectos de carácter o de origen puramente biológico) y los efectos del aprendizaje (referidos al influjo variable de la experiencia del sujeto con su medio). Esta contraposición, sin embargo —reflejo, por otra parte, del debate clásico más general sobre la importancia relativa de la herencia y el medio—, no siempre estará justificada, dado que existen múltiples relaciones e interacciones entre ambos tipos de factores, en razón de las cuales frecuentemente será inapropiado y/o irrelevante distinguirlos, especialmente en las edades más tempranas. Además ha de tenerse en cuenta que el papel relativo de los mismos es una cuestión que atañe, en última instancia, a la teoría de base en torno a la propia concepción sobre el desarrollo y sus determinantes.