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Instinto de muerte

Tal como lo formulara Freud, el instinto o pulsión de muerte es una tendencia innata a procurar la destrucción de otros organismos, así como la propia destrucción.


El concepto de pulsión de muerte ha sido y continúa siendo uno de los postulados más controvertidos del psicoanálisis. A partir de 1920 en su libro "Más allá del principio del placer", Freud propone la noción de pulsión de muerte introduciendo con esto un cambio fundamental en la teoría pulsional, que sostendrá permanentemente hasta el final de su obra. Este aporte teórico ha encontrado gran resistencia en el mundo psicoanalítico, suscitando oposiciones más o menos categóricas provenientes de distintas líneas de pensamiento dentro del psicoanálisis. Para algunos autores el concepto de pulsión de muerte ha permitido una comprensión más profunda de los fenómenos agresivos en la vida mental, incluida la autodestrucción y el sufrimiento del individuo, mientras que para otros resulta una visión meramente especulativa, cargada de contradicciones internas e innecesaria desde el punto de vista clínico.

El presente escrito tiene por objetivo revisar el postulado psicoanalítico de la pulsión de muerte, dando cuenta del sentido y las implicancias del concepto de acuerdo a Freud.

El primer aspecto necesario de abordar es la traducción al español del término alemán Trieb, no existiendo consenso entre los distintos autores.

Existe la tendencia mayoritaria a utilizar el término pulsión en lugar de instinto para traducir el vocablo alemán Trieb, dado que la primera expresión refleja con mayor fidelidad el sentido en que Freud usó el término Trieb, diferenciándolo claramente de la expresión alemana Instinkt. Para Freud Instinkt designa una conducta hereditaria, predeterminada genéticamente, cuyo objeto y fin están prefijados por naturaleza. A diferencia de lo anterior, Trieb implica un empuje que hace tender al organismo hacia un objeto y un fin que permitan la satisfacción pulsional, no estando éstos prefijados. Si bien la terminología recién descrita es la más aceptada, existen autores que no adhieren a ella. Esto puede deberse en parte a la traducción efectuada por Strachey de la obra de Freud del alemán al inglés en la Standard Edition, en la que emplea el término inglés instinct para traducir la palabra alemana Trieb.

Entre los autores franceses existe aceptación de la palabra pulsión como la mejor traducción para Trieb, aunque al referirse a los conceptos establecidos por Freud en su última teoría pulsional estos autores han preferido utilizar los términos instinto de muerte e instinto de vida con el fin de denotar que esta teoría se encuentra en un nivel distinto de abstracción respecto de las dos teorías pulsionales precedentes.

En el marco de la última teoría freudiana de las pulsiones, la pulsión de muerte o Tánatos, en oposición a la pulsión de vida o Eros, representa la tendencia fundamental de todo ser viviente a regresar al estado inorgánico desde donde emergió, a través de la reducción completa de las tensiones. Freud entiende la pulsión de muerte como una necesidad primaria que tiene lo viviente de retornar a lo inanimado, reconociendo en ella la marca de lo demoníaco donde impera la destrucción, la desintegración y la disolución de lo vivo.

Cuando Freud plantea el concepto de pulsión lo hace basándose en la descripción de la sexualidad humana, definiendo a la pulsión como un impulso que se origina en una excitación corporal (fuente) y que moviliza al organismo para conseguir suprimir el estado de tensión en el que se encuentra a partir de esta excitación. El fin o meta de la pulsión es para Freud la reinstalación del equilibrio previo al inicio del estado de tensión. El objeto de la pulsión es el elemento que posibilita a la pulsión alcanzar el fin.

Laplanche y Pontalis señalan que lo que Freud intenta designar con el término pulsión de muerte es lo más esencial del concepto de pulsión, el retorno a un estado anterior, en último término el retorno al reposo absoluto de lo inorgánico, destacando la concordancia del concepto de pulsión de muerte con el carácter regresivo básico de toda pulsión.

De acuerdo a Freud, la pulsión de muerte corresponde a un principio fundamental de lucha y desunión, que realiza su obra destructora atacando esencialmente los vínculos: "La meta del Eros es establecer unidades cada vez más grandes y, por lo tanto, conservar: se trata de la ligazón. La meta de la otra pulsión, por el contrario, es la disolución de las conexiones, destruyendo así las cosas".

Por otra parte, Freud indica el accionar silencioso de la pulsión de muerte: "...estamos impulsados a concluir que los impulsos de muerte son, debido a su naturaleza, mudos y que la algarabía de la vida procede en gran parte de Eros", destacando de este modo la dificultad de reconocer clínicamente los derivados de la pulsión de muerte (6). En la misma línea, señala: "No hay dificultad en encontrar un representante de Eros, pero debemos estar agradecidos de que podamos encontrar un representante del evasivo instinto de muerte en el instinto de destrucción, en el cual el odio nos señala el camino".

Enlace permanente: Instinto de muerte - Fecha de actualización: 2018-12-25 - Fecha de creación: 2018-03-27


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