Según Alfred Adler, el interés social se refiere al impulso en la naturaleza humana para adaptarse a las condiciones del ambiente social. Se expresa de manera subjetiva en la conciencia de un individuo de tener algo en común con otras personas y ser uno de ellos. Se expresa en forma objetiva en la cooperación con los demás hacia el mejoramiento de la sociedad humana. Esta característica social innata debe ser cuidada y cultivada en la infancia si los niños han de lograr un cumplimiento adecuado de las complejas demandas de la sociedad y han de trabajar hacia su perfección.
Engler Barbara, Introducción a las teorías de la personalidad. México: McGraw-Hill, pág. 101.