Glosario Psicología / Término
Los ancianos se ven afectados por una mayor incidencia de enfermedades que requieren tratamiento farmacológico. Por ejemplo, la depresión es por lo general una enfermedad con una historia natural de recuperación espontánea en seis-nueve meses, pero el riesgo de suicidio, la incomunicación social causada por la depresión y la expectativa de vida disminuída de los pacientes de edad, constituyen buenas razones para prescribir un tratamiento farmacológico.
El cuerpo del anciano metaboliza con mayor dificultad los remedios que toma, y suele experimentar frente a ellos reacciones adversas. Además, presentan a menudo un abanico de enfermedades tratadas con múltiples fármacos, lo que aumenta las probabilidades de interacción adversa entre fármacos.
En los pacientes ancianos, los mecanismos homeostáticos están disminuídos, o sea tienen poca capacidad para reaccionar rápidamente a cualquier cambio (si tienen taquicardia, les cuesta volver a las pulsaciones normales, etc), y lo mismo con la presión arterial, el tono vascular periférico, etc. Por lo tanto, tampoco pueden compensar fácilmente ligeros excesos farmacológicos: si toman un medicamento de más, el exceso les cuesta eliminarlo, porque los órganos encargados de ello, el hígado y el riñón, funcionan mucho más lentamente en ellos.
Este déficit farmacocinético (décifit para movilizar el medicamento) engendra reacciones farmacológicas indeseables. La eliminación de los fármacos por orina se hace más lento, lo cual hace que queden circulando en la sangre como toxinas. Si hay polimedicación, como es el caso de los ancianos, los niveles de toxina en sangre aumentan mucho.
En general, la atención cuidadosa del peligro que corren los ancianos, permite minimizar los efectos del fármaco en exceso. Pueden evitarse estos problemas administrando pocos fármacos, apenas los indispensables y en dos menores, y en los casos donde realmente sean imprescindibles y donde la relación beneficio-riesgo es clara. Los pacientes de edad avanzada deberían ser tratados con dosis más pequeñas, puesto que alcanzan los niveles plasmáticos de equilibrio a dosis más bajas. Dosis más altas producen desequilibrios, con lo que el fármaco comienza a acumularse en el organismo.
Bressler R, Gerontología clínica. Esta nota resumen el capítulo 13: Utilización de fármacos en el paciente geriátrico.
Enlace permanente: Psicofarmacología geriátrica - Fecha de creación: 2018-03-27