Toxicofilia

"Término postulado por la cátedra de psicología forense de la Universidad de Buenos Aires, remite a una connotación más psicologista que pone el énfasis en el concepto de "investimiento objetal", de "amor al tóxico", siendo suficiente que tal dinamismo se dirija a un tóxico real, susceptible o no de crear dependencia física pero ciertamente "tóxico", es decir, con poder para crear lesiones en el organismo de quien lo consume, sea o o no de uso legal" (pág. 6).

Castex M (1992), El problema de la toxicofilia en Latinoamérica. Mito y realidad. Conferencia pronunciada en la Universidad de Salamanca, 26 de octubre de 1992.

La toxicofilia define una estructura particular de la personalidad, que no determina necesariamente el uso imperioso de una droga, como en la toxicomanía.

Es una actitud característica de un individuo frente a sustancias dotadas de particulares poderes excitantes o sedantes: en consecuencia, puesto que la toxicofilia desemboca en la toxicomanía, es necesario que se establezca una relación entre esta predisposición de la personalidad y una sustancia capaz de producir la dependencia psicofisiológica que constituye la base de la verdadera toxicomanía.

La relación entre la toxicofilia y el tóxico tóxico puede producirse según modalidades variables: con frecuencia es accidental, pero de alguna manera reveladora del estado toxicófilo del sujeto.

El descubrimiento accidental suele establecerse a través del encuentro con un toxicómano que, por necesidad de proselitismo, busca hacer adeptos, o bien a consecuencia de una intervención terapéutica, como la determinada por dolores físicos violentos o por insomnio tenaz o por razones más profundamente psicodinámicas, como las de una personalidad neurótica que encuentra en la droga el alivio a su propia angustia o el mejor medio para triunfar sobre sus propios conflictos o inhibiciones.

No obstante, es posible que se busque conscientemente el encuentro con el tóxico; por ejemplo, en el caso de ciertos sujetos que manifiestan una necesidad impulsiva hacia las sustancias euforizantes. Entonces, el fármaco buscado al principio no lo es por sus propiedades farmacológicas, por lo cual la preferencia por una determinada droga no se manifiesta de una manera precisa al iniciarse las primeras experiencias.

Tras fases sucesivas, el toxicófilo, si encuentra la droga de su predilección, puede transformarse en un toxicómano.