En sentido amplio, la desigualdad social es tan extensa como los objetos sociales. Por esta razón deben distinguirse en primer lugar las desigualdades que, aunque estén influidas por otras, no están socialmente estructuradas, como suelen ser las desigualdades en salud, en el numero de hijos, en las probabilidades de suicidio, en los gustos musicales, etc., de las que si lo están. Y entre estas se distinguen las desigualdades que sirven de pauta o criterio de las estructuradas. En este sentido el sexo y la edad son las más universales, las características étnicas lo son casi siempre y pueden serlo alguna vez cualesquiera rasgos sociales. Se entiende por desigualdad social lo que permite que de la comparación entre individuos afirmemos que uno es mas valorado, rico o poderoso que otro. La desigualdad social es, por definición, multidimensional y se relaciona con fenómenos como la estratificación, la pobreza, la integración, la marginación, la segregación, la inclusión, la exclusión o el género.