Glosario Teosofía / Término
(sagrada) Entre los druidas, la encina era un árbol muy sagrado, como lo era asimismo entre los griegos, si hemos de dar crédito a Ferécides y su cosmogonía, que nos habla de la encina sagrada, “en cuyas frondosas ramas moraba una serpiente (esto es, la sabiduría), sin que se pudiera desalojarla de allí … Cada nación tiene sus respectivos árboles sagrados, especialmente los indos. La encina fue también objeto de veneración entre los judíos; sus primeros patriarcas ofrecían sacrificios debajo de dichos árboles; Abraham erigió sus tiendas al pie de unas encinas en el valle de Mambre; Jacob enterró al pie de una encina la nodriza de Raquel, y bajo una de ellas enterró los ídolos de sus hijos. Al pie de una encina Josué colocó una piedra en memoria de la alianza entre Dios y los israelitas. Los galos, mucho tiempo después de haber abrazado la religión de los romanos, conservaron su veneración a las encinas. San Severo hizo cortar una que estaba consagrada a cien dioses, y para perpetuar la memoria de tal hecho, se grabó en el mismo sitio una inscripción cuyo sentido era: “San Severo ha derribado el árbol de cien dioses”. (Dict. Hist. Des cultes relig.). (G.T. H.P.B.).
Enlace permanente: Encina - Fecha de creación: 2012-09-09