Glosario Tradición religiosa / Término
«La actuación anormal en que se desenvuelve el mundo occidental, ha transformado la subordinación natural de la acción respecto a la contemplación, en una verdadera autarquía de la primera respecto a la segunda, es decir, en un total trastocamiento y desjerarquización del orden que posibilitó la continuidad de sociedades edificadas en base a un esquema inteligente. Todas las doctrinas tradicionales han considerado relevante la superioridad natural de la contemplación, sin dejar de reconocer el lugar que le corresponde a la acción en el mundo relativo de la contingencia y de la manifestación externa. Además, hay que tener bien presente que la acción extrae su realidad de la contemplación, y que la primera sin esta última es pura agitación sin principio ni finalidad alguna.» (Vicente Alberto Biolcati, La Edad Crepuscular, ediciones Obelisco)
La acción no tiene en sí misma su razón suficiente y es por lo tanto contingente y transitoria. La contemplación, en cambio, pertenece a lo inmutable y eterno. Además, la acción no puede legitimar su existencia sin un principio de anterioridad lógica y ontológica, por lo que carece de sentido separada de aquél, es decir, de quien obtiene su razón de ser. En cambio la contemplación es autosuficiente, y para entregarse a ella no hay necesidad de salir de sí mismo, ya que su finalidad es interior y real en sentido absoluto. Contemplar implica realizar la suprema actividad, la cual siempre es interior. La acción en cambio supone la pasividad por ser exterior y luego dependiente de la primera. En efecto, el nivel espiritual es aquel en el cual domina la máxima actividad, y el corporal la máxima pasividad.
Enlace permanente: Acción - Fecha de creación: 2014-12-25