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Metafísica

Esta palabra designa en la obra de Aristóteles la parte de la reflexión teórica que viene después de los tratados de física. El empleo de la palabra se ha generalizado para designar la parte superior del saber, la que remonta a las causas primeras y a los principios primeros de los seres. En el contexto tradicional Metafísico equivale a espiritual. Para acceder a la metafísica se necesita concentración mental profunda y verdadero conocimiento teórico.

Física significa "ta physiká", el conjunto de lo físico o natural, vale decir, la totalidad del mundo sensible o material. De lo corporal, pero asimismo, de los principios que otorgan vida e individualidad a ese conjunto corpóreo, a lo somático. Lo natural es, en realidad, totalidad sicosomática, por lo tanto. Y Guénon, con estilo y terminología extraída del hinduismo, suele hablar de cuerpo grosero y de cuerpo sutil. La materia sensible, los cinco elementos, los organismos con los sentidos y los órganos de conocimiento y de acción, el razonamiento, la conciencia de la propia individualidad, constituyen este reino. En fin, los elementos individuales tanto sean burdos como sutiles.

Hasta ahora, por consiguiente, no hemos hablado todavía de la esfera estrictamente metafísica o sobrenatural. Esta se considera incluso por encima del nivel intermedio, el "anima mundi" heretista, el "mahat" del Samkhya, el alma universal de los neoplatónicos, el Hiranyagarbha de la tradición vedantina o el paraíso de las tradiciones judeocristianas. En este plano, lo universal se intersecta con lo individual. Es todavía el dominio de la manifestación. Se cumple la conjunción perfecta de los sexos, ya que se trata del momento hiper cósmico anterior a la caída, de la individualidad perfecta en comunidad, superior al cielo, la primera manifestación sensible, pero todavía ligada a la individualidad, de ahí la posibilidad de la caída en un cuerpo sensible.

Pero por sobe el alma del universo se desenvuelven las instancias propiamente metafísicas, el "topos noetos", en la lengua de Platón, el lugar de los paradigmas, modelos arquetipos ideales. Los ejemplares paradigmáticos y productores últimos del mundo del cambio. El universo de la verdadera ciencia, eternamente ordenado según número, orden, clasificación e idea, mundo en el que esencia y nombre son inescindibles y origen de todo orden. "Namarupa avyakrita" o "Ishavara" según Shankara, el Logos eterno del hermetismo, el "Kosmos o topos noetós" de Platón y los neoplatónicos. En fin, el mundo arquetípico y eterno.(...) Suele Guénon designar, en síntesis, estos estados cosmológicos y metafísicos como lo "manifestado", o sea, la "natura naturans" que exige la "naturata"; lo "no manifestado" pero "manifestable", el Ser o los paradigmas en los seres cambiantes y lo "no Manifestado ni Manifestable", el No-Ser, fundamento permanente al que oculta el orbe de los arquetipos, no obstante su perfección, la fuerza generatriz del alma del mundo y, con mucha mayor razón, el cosmos de la mudanza por ésta generado.

Pero, no obstante lo descripto, lo más importante para Guénon reside, no en diseñar la ontología y estados metafísicos que la tradición va transfiriendo sucesivamente en exégesis adecuada, sino el poder verificar esos estados, en comprobarlos y para ello no existe otro expediente que la vía iniciática» (F. García Bazán, René Guénon y el Ocaso de la Metafísica)

«Hemos de seguir a Guénon en el uso de la palabra "metafísica" a pesar de que en la filosofía moderna, así como en ciertos cultos religiosos de nuestros días, significa algo completamente diferente. Se supone que Aristóteles dio el título de Metafísica a uno de sus tratados simplemente porque fue escrito después de la Física, pero sería más razonable pensar que la palabra se refiere adecuadamente al conocimiento de lo que está más allá del orden natural, es decir, lo universal infinito y eterno, diferente y más allá de lo individual, finito y temporal. Es importante distinguir lo universal de lo general para salvarnos de confusiones sin fin, ya que ambos términos se usan indistintamente en el lenguaje moderno. Por "universal" no entendemos la suma o colección de las cosas particulares, así como no nos acercamos a lo infinito por una indefinida suma de lo finito ni a la eternidad por la extensión indefinida del tiempo. Decir que la Realidad última es lo universal no es aceptar la proposición panteísta de que es el universo, pues el universo es, hablando con propiedad, la suma de todas las cosas finitas e individuales. (...) Tampoco debe imaginarse que haya oposición o incompatibilidad entre lo universal y lo individual, lo infinito y lo finito. Por el momento será suficiente recordar que los dos son "diferentes" sin ser "opuestos", como la forma es diferente del color, pero no incompatible con él, aunque esto no es de ningún modo una analogía perfecta. En verdad, lo universal e infinito no tiene opuestos porque o incluye todo de una manera absoluta» (Alan W. Watts, La Suprema Identidad)

Ver el documento «Caracteres esenciales de la metafísica» de René Guénon.

Enlace permanente: Metafísica - Fecha de creación: 2014-12-25


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