Rafael Gómez Ortega, el Gallo
Torero famosísimo. La alusión recuerda las famosas espantás ('espantadas'), o verdaderos ataques de miedo que el diestro sufría. Dice así Cossío: 'pasó de las sublimidades de hacer arte… al ridículo de la huida más descarada y descompuesta: huidas que llegaron a tomar el nombre característico de espantadas y que fueron como privativas de el gallo, aunque en esto tuvo sus imitadores' (Los Toros, Madrid, 1995, vol. II, 482).