Conciencia

Sentimiento íntimo del deber. Conocimiento interior del bien y del mal. Conocimiento de nuestros propios actos psíquicos. Forma superior, propia tan sólo del hombre, del reflejo de la realidad objetiva. La conciencia constituye un conjunto de procesos psíquicos que participan activamente en el proceso que conduce al hombre a comprender el mundo objetivo y su ser personal. Surge en relación con el trabajo del hombre, con su actividad en la esfera de la producción social, y se halla indisolublemente vinculada a la aparición del lenguaje, que es tan antiguo como la conciencia. En la conciencia reposa la capacidad de hacer juicios y de enjuiciarse, en virtud de apropiaciones de la realidad que se le dan como constructos psico-sociales de profunda experiencia valorativa de esta. La conciencia humana no puede delegar en otra persona su responsabilidad personal, pues es una realidad singular, propia e intransferible. La conciencia es, ante todo, una actividad jurídica que procede del intelecto práctico y que dictamina la bondad o la malicia de un acto concreto, aplica las normas a las conductas y a los hechos; en sí misma es una cierta ciencia o conocimiento, implica un cierto ordenamiento de la razón; sin esa primera realidad que es la conciencia, no puede haber ningún otro hecho de la ciencia. Véase estímulos morales.