Brainstorming
El Brainstorming o Tormenta de Ideas es un método creativo de tipo grupal destinado a lograr resultados creativos. Fue desarrollado por Alex Osborn a finales de los 30, y ha sido utilizado con éxito en distintas áreas de actividad desde 1953. A lo largo del tiempo su uso continuo ha provocado variantes que han enriquecido sus posibilidades. Sin embargo, en lo fundamental el método consta de dos fases y exige el riguroso respeto de algunos principios. La primera fase es una etapa esencialmente productiva. Su objetivo es encontrar o proponer ideas que posteriormente puedan ser desarrolladas e implementadas. Existen cuatro principios que constituyen la clave para su éxito: 1. Juicio Diferido. 2. Buscar la Cantidad. 3. Alentar las Ideas Absurdas. 4. Desarrollar las Ideas de los Demás. En la segunda fase se busca mejorar o desarrollar las ideas obtenidas, esta vez utilizando otros principios: 1. Juicio Afirmativo. 2. Actitud Reflexiva. 3. Privilegiar la Novedad. 4. Seguir la Pista a las Ideas. Es importante comprender que estas dos fases cumplen funciones diferentes y claramente complementarias. La primera de ellas privilegia la producción divergente, en tanto que la segunda, manteniendo la acción divergente, tiende a la convergencia. Conviene insistir en la importancia que tiene la primera fase y en particular del principio que apunta a suspender el juicio crítico (ver suspención del juicio). Este es el verdadero núcleo del método y el que proporciona la base para su desenvolvimiento. Sólo se puede afirmar que una sesión de Brainstorming ha tenido éxito cuando concluye en una idea valiosa e implementable en forma real. Aunque su aspecto más característico está en la producción divergente de la primera fase, es evidente que ésta por si sola no basta para darle al método su verdadero alcance. Un enorme cúmulo de ideas es valioso sólo en la medida en que se seleccionan y evalúan, conforme a los objetivos y criterios que se consideren atinentes. De allí que la segunda fase siendo probablemente menos espectacular, es igualmente decisiva para alcanzar el éxito. En ella aparecen las restricciones y se produce una mayor exigencia de convergencia. Lo crucial es que se actúe con un mayor sentido de contexto, manteniendo en todo momento una actitud reflexiva, expresando juicios que positivamente apunten a discriminar respecto de cada idea. Todo lo anterior, sin perjuicio que se valoren de preferencia los elementos más originales surgidos. En esta segunda fase es prioritario seguir la pista a las ideas, completándolas, perfeccionándolas o reformulándolas, porque lo habitual es que la fase anterior sólo produzca ideas incipientes que no son más que promesas. Desde el punto de vista del tema este método tiene dos reglas reconocidas: 1. No deben tratarse problemas que admiten una solución única. 2. Tratar varios problemas a la vez es contraproducente.