Evaluación de la Creatividad
La evaluación de la creatividad es un objetivo que se ha reiterado desde la época del célebre discurso de Guilford. Evaluar es un proceso por el cual se recoge determinada información, se la compara y finalmente se la utiliza para tomar una decisión. A la complejidad propia de los procesos de evaluación, se suman en el caso de la creatividad especiales dificultades, principalmente por el hecho de que no existe un solo tipo de creatividad y por la carencia de criterios consensuados que garanticen la necesaria objetividad. La mayoría de los instrumentos que se utilizan para identificar la creatividad, se han elaborado a partir de las propuestas de Guilford, y están estructurados sobre la base de tareas que ponen a prueba el pensamiento divergente. En términos generales, existen dos modalidades para evaluar la creatividad. Por una parte, se utiliza una forma directa, a través de instrumentos como los test psicométricos, los inventarios conductuales y las técnicas proyectivas, que evalúan aptitudes directamente implicadas en la conducta destinada a alcanzar resultados creativos. Por otra parte, existe una forma indirecta, que busca evaluar características complementarias o que acompañan los procesos creativos, a través de test de estilos cognitivos o inventarios de actitudes. De acuerdo con Saturnino de la Torre, desde el punto de vista curricular y formativo, la evaluación resulta un paso clave puesto que responde a la necesidad de comprobar el cumplimiento de los objetivos asociados a la estimulación de la creatividad.