Glosario Economía / Término
El término nación, derivado del latín natio, se emplea para referirse a un grupo humano que presenta ciertos rasgos culturales comunes y posee o aspira a algún tipo de autogobierno. Aunque a menudo se emplea como sinónimo de país o de Estado, en principio no es difícil establecer una distinción, pues el término país se refiere básicamente a un territorio, mientras que el término Estado designa una entidad política soberana. Más difícil es establecer la distinción respecto a términos como pueblo o etnia, salvo que el término nación tiene una carga política más fuerte: si un grupo humano se define a sí mismo como nación manifiesta con ello su derecho al autogobierno. Por otra parte el término nación se emplea muy a menudo como equivalente a Estado en el ámbito internacional: un tratado internacional es en realidad un tratado entre Estados y Naciones Unidas es una organización formada por Estados.
El término nación se aplica tanto a la nación-estado como a la nación cultural. Una nación-estado es un Estado que se presenta como la expresión soberana de una comunidad nacional, mientras que una nación cultural es una comunidad que se siente vinculada por unos rasgos culturales compartidos, aunque no posea un Estado propio. Este segundo concepto resulta más problemático que el de nación-estado, ya que no existe un consenso acerca de los rasgos que definen a una nación cultural. El requisito indispensable es que los miembros que constituyen esa comunidad sientan la existencia de un vínculo entre ellos basado en factores como la historia, la lengua, la religión y otras tradiciones culturales. De acuerdo con la interpretación primordial de las naciones, común ente los militantes nacionalistas, las naciones son comunidades naturales en las que se subdivide la especie humana y tienen profundas raíces históricas, mientras que los Estados multinacionales son construcciones artificiales. En cambio hay estudiosos que conciben a las naciones como construcciones sociales, es decir como producto de una acción voluntaria y consciente encaminada a su creación. Ernest Gellner, por ejemplo, ha afirmado que son los nacionalismos los que engendran a las naciones y no viceversa.
Hay casos en que los ciudadanos de un Estado se sienten miembros de una misma nación debido a su historia común, a pesar de sus diferencias étnicas o lingüísticas. En Europa el caso más evidente es el de Suiza, un Estado en el que se hablan cuatro lenguas y cuyos ciudadanos se sienten integrados en una Willensnation, es decir una nación basada en la voluntad. Un caso similar es el de aquellas naciones surgidas de la colonización y la inmigración, en la que la diversidad de los orígenes de sus ciudadanos no ha impedido el surgimiento de un fuerte sentido de la identidad nacional basado en su tradición histórica, como ocurre en Estados Unidos o en Argentina.
La concepción de la nación como resultado de la voluntad colectiva tiene su más famosa expresión en las palabras del escritor francés Ernest Renan quien en 1882 afirmó que una nación es “un plebiscito cotidiano”, es decir que existe porque sus miembros quieren que exista. Frente a la concepción primordial alemana según la cual la lengua y la tradición cultural eran la base de la nación y por tanto Alsacia y Lorena eran alemanas, para los franceses lo decisivo era la voluntad popular y por tanto Alsacia y Lorena eran francesas. Renan afirmó también que una nación era un grupo humano que había hecho grandes cosas en común y quería seguir haciéndolas. En contraste con esta afirmación optimista cabe citar la definición humorística, cínica pero no del todo desencaminada, que dio el deán Inge, profesor de teología en Cambridge, a mediados del siglo XX: “una nación es una sociedad que comparte un misma engaño acerca de sus antepasados y un mismo odio frente sus vecinos”.
Enlace permanente: Nación - Fecha de actualización: 2018-10-12 - Fecha de creación: 2018-10-12