Ciclo de las rocas
Cada tipo de roca no es independiente de los demás, sino que existe una evolución y relación estrecha por la que una roca puede transformarse en otra de igual o diferente composición química. Con el tiempo, y alterando las condiciones por una serie de procesos, cualquiera de los tipos de roca puede cambiar en otra forma. Desde el magma hasta llegar a él de nuevo, tienen lugar una serie de procesos (cristalización, intemperismo, erosión, litificación, metamorfismo y fusión) que pueden transformar unas rocas en otras. Puede no darse el ciclo completo y una roca metamórfica, atacada por los agentes externos (meteorización) puede dar, tras su transporte y sedimentación por los agentes de la erosión, y su posterior litificación, una roca sedimentaria. O bien, una roca ígnea, tras un proceso de metamorfismo, se convierte en metamórfica sin haberse puesto siquiera en contacto con los agentes de la meteorización. Se debe tener presente también que sedimentos y rocas sedimentarias están igualmente expuestos a los agentes externos y pueden ser transformados en nuevos sedimentos. En síntesis, el ciclo de las rocas demuestra que los materiales terrestres no se crean ni se destruyen, sólo se transforman, respondiendo a las diferentes formas de energía.