Pulsión de muerte
Se diferencia del deseo agresivo de matar a otros; es más bien la propia pulsión autodestructiva innata de cada individuo. Freud discriminaba dos clases de impulsos: las sexuales (Eros), que procuran y logran perpetuamente la renovación de la vida, y otras que procuran llevar lo que está vivo a la muerte. No se sustenta en ningún principio biológico conocido.