Glosario Términos económicos históricos / Término
En el siglo XVI, la burguesía mercantil castellana alcanza su máximo esplendor coincidente con el mayor desarrollo de las ferias de Medina del Campo, Rioseco y Villalón.
El origen del éxito de la Feria de Medina del Campo hay que achacarlo al tráfico de la lana y al apoyo de la monarquía. Como la Corte castellana era una corte ambulante y los rebaños iban de un lado a otro, las ventas de ésta y los pagos a la monarquía se acostumbraron a estipular en un lugar determinado. En las letras de cambio empieza a aparecer la famosa frase “a pagar en Medina del Campo”. La concentración del mercado de la lana y del mercado de capitales hizo de Medina del Campo el centro financiero del reino de Castilla. En Medina del Campo comerciaban mercaderes de Burgos, Sevilla, Lisboa, Valencia y Barcelona y, entre los extranjeros destacan flamencos, genoveses, irlandeses y florentinos. Se vendía lana y se adquirían objetos de lujo.
Los impuestos que se recaudaban en las ferias eran de dos clases: concejiles y reales. Respecto a los primeros, el más importante era el derecho del suelo de la feria, o sea el que se percibía por establecer una tienda en ella, seguían los de vigilancia y los que se pagaban por los pesos y medidas. En cuanto a los reales, los principales eran la alcabala y la sisa.
Los orígenes de la feria de Medina del Campo son mal conocidos. Se cree que la iniciativa partió de Fernando de Antequera, hermano de Enrique III. El primer documento oficial acerca de la feria es una ordenanza de 1421 que trata de su organización: Instituye un aposentador mayor encargado de asignar alojamiento a los mercaderes y regular las diferencias entre ellos y señala los lugares de venta entre las diversas categorías de comerciantes.
Las ferias de Medina se desarrollaban en mayo y en octubre y duraban unos 50 días.
Enlace permanente: Ferias castellanas (Medina del Campo) - Fecha de creación: 2016-05-07